La dama de la noche -Capítulo 2-

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Las clases fueron normales, ninguna novedad. Nada más acabar me dirigí en silencio a la biblioteca, justo en el sentido contrario al que iban todos los alumnos. Una vez allí cogí varios libros a boleo, para una hora después, subir a mi habitación. Esa noche no estaría nadie cerca del Internado, pues era la noche libre. Durante toda la noche podías visitar los pueblos de los alrededores, salir de fiesta o hacer algo que realmente te apeteciera. Y a mí lo que realmente me apetecía era quedarme a solas leyendo.


Dos horas después dejé los dos libros que había cogido y elegí otros tres, para esa noche. Me encaminé con paso lento hacia mi habitación, donde ya no habría nadie. Daphne ni siquiera me había mencionado que era la noche libre, pues sabía que todos los años me quedaba en el internado. Así, tranquila, subí el último tramo de escaleras que daban a nuestro pasillo. De pronto me crucé con un chico muy extraño. Jamás le había visto por allí. Tenía el cabello rubio, que le revoloteaba al rededor de la cabeza. Era basante más alto que yo. Me miró tan solo un segundo, pero fue suficiente para descubrir sus ojos. Eran grandes, de un amarillo verdoso, que destacaba en su blanca cara. Se alejó, mientras yo caminaba con la vista puesta en el blanco suelo de mármol. Solamente me di la vuelta cuando llegué a la puerta de la habitación. El pasillo estaba desierto, a pesar de que tan solo habían pasado unos segundos. Entré en la habitación desierta y me senté en la cama con los libros sobre las piernas. No obstante, mi cabeza divagaba sobre la posibilidad de que fuese el único chico que se quedaba en el internado en una noche como esa. Cientos de alumnos esperaban ansiosos que llegara ese momento; podría ser qu él tambien...


Varias horas después me quedé dormida con los libros intactos sobre mi regazo. Era casi la una de la madrugada cuando un fuerte golpe interrumpió mi letargo. Me levanté asustada; supuse que habría sido del exterior, por lo que, con el corazón encogido me aproximé a la ventana. La entreabrí intentando que no chirriara, aún a sabiendas de que nadie rondaba los alrededores del internado esa noche; hasta la mañana siguiente nadie volvería. Me asomé con cuidado de no caerme. Todo estaba en silencio, ni siquiera se oía el sueve murmullo de la brisa nocturna, cosa que era extraña en aquella época del año. Al considerar que todo estaba bien, volví a meterme de nuevo en la cama. Cerré los ojos, atenta por si el ruido se repetía, pero al poco rato ya estaba otra vez dormida.


A la mañana siguiente, cuando me desperté, Daphne aún no había vuelto, cosa que me extrañó enormemente, ya que ella era siempre muy puntual. Cuando ya me había despejado me levanté y me vestí rápidamente. Crucé el pasillo y me dirigí a la habitación de Cary. Ella si estaba allí, y al verme me cogió de la mano y me condujo al interior. Me senté sobre el edredón de color rosa que simpre decoraba la cama de Cary y la miré fijamente, con el ceño fruncido. Se sentó a mi lado y me miró también:
- Daphne ha desaparecido-sus palabras me dejaron fría. Entonces recordé sus ojos amarillos verdosos, y un escalofrío me recorrió la espalada.

La dama de la noche - Capítulo 1-

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En medio de las tinieblas todo apareció de nuevo, y frente a mis ojos una reluciente rosa de un negro muy oscuro. Mi mano la palpó con suavidad, comenzando por los pétalos. Al llegar al tallo, de esta brotó un hilillo de sangre, que manchó mis finos y delicados dedos. Entonces, volvió la oscuridad.


Desperté sobresaltada. Escruté la habitación en busca de orientación, y descubrí a mi derecha un bulto que respiraba serenamente, sumida en un profundo sueño, ya que al encender la luz ni siquiera se dio la vuelta. Era Daphne, mi compañera de habitación durante los tres años que llevaba viviendo en el internado.  Miré la hora en el móvil. Las 2:28 de la madrugada. Volví a apagar la luz y a dormirme, esta vez sin pesadillas.

A la mañana siguiente, fue Daphne quien me despertó a base de agudos chillidos que martillearon mi cabeza con fuerza. Abrí los ojos a duras penas, intentando comprender las palabras que salían apresuradamente de su boca. Me quité las legañas que no me dejaban ver bien la cara de mi compañera, y me incorporé torpemente. Tardaba bastante en reaccionar, por lo que se abalanzó sobre mí y me obligó a levantarme. Me metió en la ducha aún con el pijama encima y me gritó:
- ¡¡Despierta, Erika!!
Me sacó de nuevo de la ducha ante mi mirada atónita. Cruzó los brazos delante del pecho y comenzó a echarme el sermón de cada mañana:
- ¿Crees que esta es forma de despertar a una líder?A mí tampoco me parece buena idea, pero como sigas así, un día tendré que tirarte por el blacón para que despiertes...-tras esto, bufó, llevándose los pelos que se habían quedado delante de su cara y salió apresuradamente del baño.
"¿Cómo he podido aguantarla tres años seguidos?" fue lo único que pude pensar.

Veinte minutos después, ya había conseguido terminar de arreglarme y despejarme por completo, por lo que salí al pasillo, donde Daphne y otras tres chicas más esperaban impacientes. Cerré la puerta con cuidado de no dar portazo, sin embargo, Cary se adelantó a mi movimiento y la cerró con toda su fuerza. El eco rebotó por las paredes del internado, haciendo que varias chicas salieran asustadas de sus respectivas habitaciones. Ante esta imagen, rieron con fuerza. Eran realmente insoportables, pero no podía hacer nada para evitarlo. eran tontas de naturaleza... Cinco minutos después, nos sentamos en nuestra mesa de siempre para desayunar. Los demás alumnos se sentaban en las mesas de alrededor según su popularidad. Nosotras, claro está, al ser las más populares nos sentábamos en medio. Cosa que me encantaba, aunque odiase a las chicas que se sentaban conmigo. Daphne era la "popular" del grupo, o como decía ella, la "Líder con L mayúscula". Era realmente era una pesadilla, pero me había tocado siempre en mi misma habitación. A su lado, Cary, la siguiente importante del grupo, con sus largos rizos castaños que movía a cada paso que daba. Otra insoportable. A su izquierda, Nan, la "guapísima" del grupo. Era justo lo contrario que Cary. Tenían un magnífico cabello rubio, lisísimo que siempre se le quedaba en el hombro. La última del grupo era Sasha, una chica un poco rara. Siempre estaba callada, reía las gracias de sus compañeras y miraba algo raro. Todas ellas con sus padres ricos y su ropa de marca. Yo era la única que desentonaba. Era rubia con ojos verdes, en eso no desentonaba, y muy inteligente. Tenía asignaturas favoritas-ellas odiaban TODAS- me encantaba escribir sentada en la cama... Ellas era "perfectas", yo no.

Los secretos de la noche

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Este es un pequeño fragmento de mi HISTORIA que, si consigo terminarla, algún día colgaré entera.


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No había nadie a mi alrededor, tampoco se oía nada, ni siquiera el insignificante piar de los pájaros. Me fijé en el lago, que a pesar del calor que hacía, se había congelado. Aquello fue la gota que colmó el vaso. Pero aún había más; un rugido desgarró el silencio. Mi cuerpo se paralizó y mi cabeza fue por un momento un hervidero de pensamientos aterrorizados. Comencé a recular despacio, ante el sonido amenazador que provenía de las sombras, para que mis pisadas no produjeran ruido alguno. Entonces advertí de mi gran error. Contemplé mis pies, perpleja, ya que bajo ellos la fina capa de hielo del lago comenzaba a resquebrajarse rápidamente. El pánico se apoderó de mí una vez más. Corrí hacia las cabañas, que desiertas, rompían la monotonía fría que se acababa de producir. El hielo se deshizo en un segundo, por lo que no me dio tiempo a llegar a tierra antes de que un chasquido proveniente del lago culminara la huida. Sentí que el agua, fría, empapaba cada recodo de mi cuerpo. Vi como me alejaba de la superficie para adentrarme en las profundidades del claro lago.



Oí su voz. Una voz suave y melodiosa que emergió de las profundidades en forma de tenue lucecilla de un rosa pálido. Sus palabras se inculcaron en mi mente: “No todo es lo que parece; la luz no siempre es buena, al igual que la oscuridad no siempre es signo de maldad”


Unas manos cálidas aferraron con fuerza mi cuerpo inerte, devolviéndome a la vida real con un golpe seco. Abrí los ojos y percibí que más de 20 pares de ojos contemplaban mis movimientos. Él me salvó de todos ellos llevándome en sus fuertes brazos, como una niña pequeña. Me sentía a gusto junto a él; así, cerré los ojos y me sumí en un dulce sueño, rodeada de su olor.

Mi inspiración:)

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Gracias a esta frase he conseguido adentrarme en el mundo de los BLOGS para contar mi historia...
Espero que os guste^^

Todo lo que hagas en la vida sera insignificante, pero es muy importante que lo hagas porque nadie más lo hara, como cuando alguien entra en tu vida y una parte de ti dice: "No estas mínimamente preparado para esto", pero la otra parte dice: "Hazla tuya para siempre..."