El hijo del diablo -Capítulo 12-

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- ¿Seguro que estás bien?- estaba muy pálida por el esfuerzo. Aún no se había recuperado y estaba demasiado débil. Ella asintió cerrando suavemente los ojos.
Al rato, una enfermera rubia entró en la habitación para darles la noticia.
- Tan solo deberá estar varios días más aquí; después le daremos el alta y podrá irse a casa.
James sonrió ante la mirada feliz de Dan. No había sido capaz de irse sin él, y por suerte había estado controlando el hospital esos últimos días. Pero, en esos momentos, Elizabeth no debía estar nada contenta. Debían irse del hospital a un lugar más alejado, fuera del país. Había pensado en Alemania, o, incluso en cruzar el gran charco e irse a América. Sin embargo, debía ser Dan el que eligiera, puesto que era su dinero el que iban a utilizar. Se levantó de la silla y le preguntó:
- ¿Un café?
Afirmó con la cabeza, mientras miraba sonriente a Alice. James salió por la puerta, dirigiéndose a la máquina de cafés. Allí, su mirada se posó en todas aquellas personas que esperaban a sus familiares y amigos, a que salvaran sus vidas y pensó en lo que habría dado por estar en aquella situación, con aún una chispa de esperanza en su frágil corazón. Sin embargo la vida había sido cruel con él, y había hecho de las suyas con Hanna, la persona que más había amado, seguida de su hijo, Dan.
Al otro lado de la puerta, Dan besaba a Alice, ientras ella dormía apaciblemente. Estaba harto de esperar, de esperar días y días a que aquella muchacha a la que tanto amaba se recuperase. Quería vivir la vida con ella, pero no podía. Esperaba irse de aquel espantoso lugar aferrado a su mano, tan frágil como una muñeca de porcelana. Esperaba que aquella mujer, Elizabeth, se olvidara de ellos de una vez por todas y les dejara vivir en paz. Pero sabía que no se rendiría tan facilmente. Era un hueso duro de roer. La única solución era enfrentarse cara a cara con ella y hacerla entrar en razón, pero era una locura tan arriesgada que temía acabase mal. Y lo que menosd eseaba era tener más problemas. Aún así, estaba dispuesto a intentarlo. besó por última vez a Alice, tras esto asió su abrigo y con paso firme salió al exterior de la pequeña habitación. Su padre traía ya los cafés, y al verle enfundado en aquel abrigo negro, que anteriormente había sido suyo, se sorprendió. Le tendió uno de los vasos de plástico que  portaba en sus manos y le preguntó enarcando una ceja:
- ¿Se puede saber a dónde pretendes ir?
No tardó demasiado en contestar a la pregunta:
- Tengo que solucionar esto como sea; no podemos estar esperando a que nos maten.-exhaló algo de aire y continuó- No lo soporto, y lo sabes.
- Te acompaño-las palabras salieron apresuradas de su boca, sin pensarlo. Pero Dan negó con la cabeza.
- ¿Quién se quedara con Alice?
James se masajeó las sienes, descabezándose por encontrar la manera de no dejar sola a Alice.
- Iré yo-fue claro. Era la única forma de proteger a Dan y Alice.
- No creo que sea muy buena idea.-su hijo, al igual que él, intentaba encontrar la manera de proteger a Alice. Pero no la había.- Pero no puedo arriesgarme a perderla a ella también.
James recordó cómo se sintió al recibir la noticia de la muerte de Hanna y comprendió.
- No puede estar más claro-admitió, convencido- seré yo quién vaya.
Dan suspiró varias veces. Pero al final asintió, desolado. Aunque no lo dijera, lo pensaba; tampoco deseaba perderle a él. Y uno no podía jugársela a aquella mujer.
James apuró su café y cogió su abrigo. Bajó las escaleras del gran edificio, ante la mirada atenta de su hijo, que fija en su persona, le seguía mientras descendía con el corazón encogido. No tenía ni la menos idea de lo que haría, sin embargo estaba dispuesto a acabar con todo el sufrimiento. Dan, en la parte superior, respiró intranquilo. Tras esto, volvió a la habitación, donde Alice dormía plácidamente, ajena a todo lo que ocurría a su alrededor.
- Te qiero-sus palabras fueron sinceras; nunca se lo había dicho a nadie, pero era ya hora de que sacara a relucir sus pensamientos. Tras esto, durmió junto a ella.

Aparcó el coche frente al edificio blanco en el que residía aquella mala pécora. Cerró la puerta tras de sí, con un ruido sordo, sin apartar la mirada de los grandes ventanales que daban al exterior. Tras ellos, unos ojos azules y fríos como el hielo examinaron a aquel hombre. Un ex-servidor. Un hombre con mucho coraje, que pronto se vería reducido a cenizas. Sonrió pérfidamente.
Llamó al telefonillo de la entrada. Pero, como si supieran de su presencia, no le hicieron identificarse. Un escalofrío le recorrió la espalda ante este insignificante dato. Subió los peldaños de unos en uno, lentamente, como si temiera caerse en cualquier momento. Se temió lo peor, pero se consoló rozando con la llema de los dedos su magnífica pistola, escondida en los bolsillos interiores del abrigo. Cuando llegó a la planta superior, la puerta estaba entreabierta.
"Extraño" pensó. Sin embargo, entró, cuidadosamente. Dentro, todo estaba tranquilo. Se asutó ante la idea de que fuese una trampa, pero aún así continuó al mismo paso hasta el despacho de la señora Rumphleson, que como siempre, revisaba aquellos escritos y garabateaba con energía sobre ellos. Asomó la cabeza, y al ver que todo estaba en oreden se sentó frente a ella. Se aclaró la garganta y expresó sus pensamientos en alto, ante la ignorancia de aquella mujer.
- ¿Qué narices es lo que pretendes?-sus miradas se cruzaron, fugaces. James continuó hablando, firmemente- No puedo creer que después de todo intentes matarme. A mí a Dan. Después de todo...
Levantó la cabeza y sonrió. Pero su sonrisa no fue agradable precisamente. ´Su corazón era de piedra y hielo. Pero James sabía algo que nadie más conocía.
- Antes no eras así. Y es por él; no puedes soportar la idea de que se largara con otra, de que te echase en cara todo lo ocurrido. No puedes, y por eso tu coraza se hizo más fuerte, para evitar que nadie más te hicieran daño. Sin embargo, tú misma te lo haces. Y haces a los demás. No entiendes cómo en vida las cosas se han arreglado, cómo he podido dejar esto. Simplemente por qué soy feliz sin hacer daño al resto de la humanidad. Sé vivir tal cuál. La vida tiene sus pros y sus contras. Y con cada error te haces más humilde y entiendes que no todo puede estar bajo tus pies.
Elizabeth, apretaba la mandíbula con rabia, y con los ojos anegados en lágrimas. Lágrimas de dolor. Lágrimas verdaderas. Pero no soportaba el dolor que aquel hombre le causaba. Se había jurado que nadie más la angustiaría de aquel modo. Nunca más. Abrió uno de los cajones de su escritorio, mientras James continuaba con su discurso conmoveder. Se sentía tan herida que deseaba acabar con ese sufrimiento de la mejor forma que sabía. Pero James no era tonto y se había dado cuenta de todo. Así que, cuando el arma de aquella mujer apareció sobre la mesa se agachó, acongojado. Sacó su pistola y la apuntó, con la mirada fija en sus ojos. Ahora eran más azules, aclarados por las lágrimas que brotaban sin control, cayendo por sus mejillas.
- No lo soportas. No puedes con ello. Y lo sabes- la pistola cayó al suelo, mientras aquella mujer lloraba desconsolada. Escondió la cara tras sus manos, pero eso no le sivió de nada. James dio por concluida su misión. Pero se sorprendió al oír como la pistola era de nuevo tomada por aquella mujer. Se dio la vuelta justo a tiempo de ver cómo disparaba. Pero la bala ni siquera le rozó. Un sonido estridente se oyó detrás suya, mientras el yeso y la pintura volaban por los aires. Se agachó ade nuevo y la cogió por los pies. ella intent´´o dispararle varias veces más pero no lo consiguió. La inmovilizó con sus fuertes brazos y le quitó la pistola de la mano. Esta cayó de nuevo al suelo, disparándose sola al contacto con el suelo.Con un puntapié la alejó de su vista, perdiéndola en la gran estancia, ahora llena de papeles que volaban encima de sus cabezas. Nadie acudió para ver lo que ocurría, puesto que esa tarde no había nadie por los alrededores. La tumbó en el suelo, mientras la apuntaba con la pistola. Disparó a un lado de su brazo, rozándolo. Sus gritos desgarraron el ambiente. Se llevó la pistola en el bolsiilo y salió corriendo de aquel lugar, dándose toda la prisa que le fue posible. Se apeó a su coche, se abrochó el cinturón, y henchido de orgullo condujo por aquella ancha calle, hasta superar los límites de velocidad permitidos. Nunca controlaban esa calle. Al poco rato, llegó al hospital con una sonrisa de oreja a oreja. Entró en la habitación, donde los dos jóvenes dormitaban placenteramente. En varios días estarían fuera del país, los tres. Como una familia. Sonrió todo lo que pudo, se sentó junto a ellos, contento y él también durmió.


EPÍLOGO

Una semana después, camino a Alemania, los tres disfrutaban de unas vistas maravillosas desde el avión que les conducía a la capital de aquel hermoso país. Allí, muchos años antes había conocido a la madre de su hijo. Eso le trajo amargos recuerdos, pero deseaba recordarla con alegría, así que optó por pensar en los buenos recuerdos que aún guardaba de aquel espléndido viaje. A su lado, Dan y Alice sonreían encantados. Alice aún no estaba recuperada del todo, pero por suerte, la habían dado el alta dos días antes. Ninguno de ellos sabía lo que había ocurrido con la señora Rumphelson ni el motivo por el que James sonreía, pero eran detalles que se les quedaron insignificantes. Disfrutarían de lo lindo en aquel nuevo lugar. Estudiarían para sacarse la carrera. Así, podrían dejar atrás todo el sufrimiento y vivir juntos, apasionadamente, durante lo máximo posible. Los tres sonrieron al unísono.
Mientras, una mujer algo canosa, volaba en la dirección opuesta. Había aprendido a vivir la vida.
Otra persona, algo más arriba, también sonreía al ver que las cosas habían salido como esperaba.

5 comentarios:

Ikana dijo...

Mosquis, me alegro de que haya acabado bien y que Dan y Alice puedan estar juntos y felices ^^
Una buena historia, me ha gustado mucho

Besos gélidos

Alien de Andromeda dijo...

Celebro que todo haya acabado bien ^^

Trinity dijo...

Un buen final,sí señor. Me ha gustado mucho.

Nimphadora dijo...

me ha gustado mucho.Sobretodo el final. Me alegro de que todo aya acabado bien

Ella dijo...

Gracias^^

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