Las sombras de la oscuridad-Capítulo 10-

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Cuando despertó, estaba entre los árboles, que la protegían del frío viento que azotaba con fuerza las copas de los árboles. Una niebla algo espesa descendía hacia su posición, dejándola sin visión durante al menos una hora, en la cual Selma se quedó sentada, contemplando el horizonte -que no podía divisar-

Pensó en la noche anterior, y cerró los ojos intentando no ver aquellas imágenes. Un escalofrío le recorrió la espina dorsal, puede que por el frío, o tal vez por la sensación de desamparo y de miedo que paralizaba su cuerpo.
Estaba más que harta de aquella situación, pues ella era la víctima de sus garras, de sus engaños, y pronto también de sus colmillos. Quizás Sam estaba muerto, pues parecía estar en peores condiciones que aquella mujer que la había salvado de aquel monstruo. Había comenzado a cogerle cariño a aquel chico -algo más que cariño, por desgracia o por suerte- pero la noche anterior lo había pasado muy mal para continuar queriéndole. En sus ojos había visto como intentaba contenerse con todas sus fuerzas, pero luego se abalanzó sobre ella como un perro -gracioso, pues eran sus enemigos mortales- hambriento y desamparado. Pero anteriormente, había notado que la miraba demasiado, puede que para comprobar si era cierto que tenía en su poder a una humana de sangre sana y dulce. Tarde o temprano debía ocurrir, pues un humano y un vampiro jamás pueden convivir. Ley de vida.


Sus ojos se abrieron con el sol de madrugada, y a su lado, Steph hizo el mismo movimiento.
- ¡Joder! -maldijeron los dos al unísono, mientras cogían sus ropas a la máxima velocidad posible. Un sueve rayo de sol rozó el omóplato de Sam, quien se retorció de dolor al notar que ardía. Steph gritó al ver que los árboles no podían tapar toda la luz del día. Sus miradas, asustadas, volaban de un lado a otro del pequeño bosquecito intentando encontrar una solución coherente. Lo único que podían hacer era atravesar el conjunto de árboles, hasta llegar a la casa, donde tendrían que cobijarse hasta que de nuevo llegara la noche. Steph se agarró a la mano de Sam, como en los viejos tiempos, y juntos recorrieron el estrecho camino hasta llegar a la húmeda habitación de la colina, que estaba bajo suelo. Por una ventana se colaban algunos diminutos rayos de sol, pues la niebla comenzaba a acercarse desde el interior del bosque. Posiblemente si se acercara lo suficiente podrían regresar por los pasadizos de las cloacas, pero para eso tenían que recorrer un gran trecho, y a pesar de que el sol no daba demasiado calor aún, un simple y suave rayo quemaba sus blancas pieles al segundo, como le había ocurrido a Sam. Para eso sería genial el amuleto, pero el problema era que los documentos no estaban por ningún sitio. Sag había buscado y rebuscado en la casa de Selma mientras su madre compraba. Su hija había desaparecido, y los policias vigilaban de vez en cuando la casa, por lo que debían tener cuidado de no ser vistos, y aún así buscó, sin dar con ninguna pista de su escondite. Sam no podía permitir que hicieran daño a ninguna de las dos mujeres. Negó con la cabeza, sin darse cuenta de que Steph le miraba, atenta a cada movimiento. Se acercó a él, sensualmente. Él hizo una mueca, para evitarla, a pesar de que la noche anterior lo había pasado demasiado bien. Ella, reaccionó bastante bien, creyendo que era su herida la que le daba la lata.

2 comentarios:

Ikana dijo...

el misterio se acentúa aún más!

Feliz año nuevo Ella. Que tengas muchas alegrías y logres lo que desees.

Trinity dijo...

No se que se esperaba Selma siendo él un vampiro xD Pobre muchacha

Feliz año nuevo!!

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