El hijo del diablo - Capítulo 5-

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Se sentó en el suelo, donde aquel chico le mandó. Llevaba una pistola en la mano, era peligroso. Tras esto, le ataron con una fuerte cuerda y les apuntaron con las pistolas. Una mujer que estaba detrás suyo susurró:
- No, por favor... ¡Tengo familia!
Se rió. Cómo si eso fuese a ablandarles el corazón a aquellas personas. En sus rostros se advertía lo gracioso que les resultaba ver como una treintena de personas gritaban y se intentaban zafar de las cuerdas que les ataban al suelo. Entonces el chico giñó el ojo y apretó el gatillo.


Dan se levantó asustado, había sido una pesadilla horrible. Unos retortijones atacaron su estómago. Pero a pesar de todo sonrió. Irina le había entregado el dinero a Elizabeth, y esa misma tarde se lo repartirían entre todos. Había sido un robo perfecto. Alice yacía a su lado en la cama. Respiró con aire de inocencia, eso enterneció a Dan. Le acarició la frente, para luego besársela. Se puso unos pantalones desgastados y una camiseta y fue a la cocina a desayunar. Una hora después salió por la puerta en dirección a la casa de la señora Rumphelson. era una vieja cascarrabias, sí, pero le había dado una oportunidad para participar en aquel robo, y así poder llevarse una buena suma de dinero que le ayudaría a sobrevivir mientras su padre seguía encerrado. Cuando llegó allí, los tres restantes ya estaban ansiosos. Tenían unas ganas horriles de palpar el dinero y llevárselo al bolsillo. Jack musitó entre dientes:
- Me compraré un chalet en medio del bosque.
Se rieron en silencio.


Volvió a casa como los últimos días, sonriendo como nunca lo había hecho. Le había dado una cantidad elevada en efectivo. Lo demás estaba a buen recaudo en la caja fuerte de Elizabeth. La verdad, no se fiaba, pero no podía hacer otra cosa. Subió las escaleras de dos en dos. Cuando abrió la puerta de la habitación vio que Alice seguía durmiendo. Miró su reloj. Las doce y media. Era imposible que durmiese tanto, nunca se levantaba más tarde de las diez. Se acercó a ella despacio, sin hacer ningún tipo de ruido. Era un angelito durmiendo. Se tumbó junto a ella y pasó el brazo por su cintura. Le besó en los labios, pero no despertaba.
- Alice...-la miró esperando respuesta.- Alice... despierta....
Al rato de susurrarle abrió poco a poco los ojos, con dificultad.
- Estoy cansada, Dan, déjame dormir...
- Tenemos cosas que hacer- dijo levantándose de la mullida cama- Además, ¿cómo es que estás tan cansada?
- Llevo unos días algo rara...
Frunció el ceño.

- James- alguien decía su nombre en alto- James, tienes visita.
Abrió los ojos al instante, y se puso en pie con la misma rapidez. Se acercó a los barrotes y le preguntó sin elever demasiado la voz:
- ¿Quién es?
Ella se encogió de hombros. Le abrió la puerta sosegadamente y de nuevo le cogió del brazo.
- Por cierto, no me has dicho tu nombre- dijo James, algo confuso por la noticia como para pararse a pensar en lo que decía. Cuando llegaron a la sala se le encogió el corazón.
Su hijo esperaba al otro lado del cristal, mientras hablaba con una chica que iba con él. Ambos sonreían complacidos.
Se sentó en la silla, frente a ellos; y estos al darse cuenta de que James estaba allí pararon de hablar y cambiaron el semblante. La seriedad se asentó en sus rasgos. Dan cogió el auricular y se lo colocó en el oído. En sus ojos había algo que no le gustó nada, pero sin pensarlo si quiera, él también aferró el receptor con fuerza, instintivamente.
- Hola- fue frio, tanto que hasta Dan se quedó parado. Pero reaccionó varios segundos después:
- ¿Qué tal?-respondió bruscamente. No era así como quería que sonase, pero los nervios le estaban jugando una mala pasada.
"¿Cómo puedo estar atacado de los nervios viendo a mi padre tras una reja, cuando ayer mismo atraqué un banco?" se preguntó a sí mismo, mientras James le contestaba.
- Muy bien, ya me ves- fue huraño, como si aquella visita fuese un suplicio, cuando por dentro estaba más contento que unas castañuelas. Pensó que ya no volvería a ver a Dan, y sin embargo allí estaba. No había pasado más de una semana, pero para él parecía un siglo.
Dan entrecerró los ojos y se colocó las manos sobre la cabeza. Vio que su padre abría mucho los ojos, parecía que se le iban a salir de las órbitas. El chico que estaba a su lado le estaba contando algo; escuchó su voz que parecía lejano, puesto que estaba al otro lado del vidrio blindado y estaba algo lejos del auricular, pero sus palabras fueron claras:
- Han atracado el banco central. Al parecer fueron cuatro tipos armados, que después de robar la pasta mataron a todos los que habían visto sus caras.
Su padre se le quedó mirando asustados.
- ¿Los... mataron?-preguntó aún con los ojos desorbitados- Pero... eso... es imposible...
Dan negó con la cabeza, a la vez que enseñaba su brillante dentadura en una sonrisa de satisfacción. Su padre movió la cabeza con pavor. Se levantó de la silla y salió de la sala lo más rápido que pudo.

3 comentarios:

Ikana dijo...

Extraño. Frío. Raro. Menudo yuyu me da Dan.

Alien de Andromeda dijo...

Sacarán a James de la cárcel?Dan me sige pareciendo un chico frío. A saber que quiere hacer con el dinero. -.-

Trinity dijo...

Ay, señor!K rollo mas malo que me da el hijo de James

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