La dama de la noche - Capítulo 5-

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El sol del mediodía cegó mis ojos por momentos. Me incorporé, pero un pinchazo en el abdomen impidió que realizara esa acción. Me apoyé en mi brazo derecho mientras con la mano izquierda cogía una de las patas de un banco cercano a mí. Cuando ya había conseguido sentarme en el suelo contemplé las calles desiertas a mi alrededor. La linterna estaba en el suelo, resquebrajada.  Una mancha de sangre en el suelo me alertó de la profunda herida que aquel "chico" había abierto en mi abdomen. Presioné fuertemente la herida, intentando que al levantarme no me doliera. Aún así, era una herida grave, por lo que, como quien dice "puede ver las estrellas".
Cinco minutos más tarde me puse en pie. Intenté salir de aquel laberinto de calles en la que la noche anterior había sido atacada. Miré a mi alrededor mientras me dirigía con dificultad a través de una calle que había elegido a boleo. Todo estaba tan silencioso como la noche anterior. Continué hasta llegar al final de la callejuela, donde maldecí para mis adentros. La calle se bifurcaba en dos calles más. Recordé como la noche anterior había llegado al centro del pueblo. Derecha, siempre a la derecha. Por lo que ahora debía ir siemopre por la izquierda. Me paré dos minutos a recuperar el aliento. Cerré los ojos y continué arrastrando los pies por el suelo empedrado. Cuando llegué al final, me sorprendí al contemplar la carretera que me llevaría a las puertas del internado. Sonriente, dentro de lo que cabe, caminé en silencio en dirección sur. A la hora, aproximadamente vi a lo lejos la forja de la puerta principal del internado. Aceleré todo lo que pude el paso, cruzando por entre los arbustos. Los últimos movimientos me mataban, pues la herida estaba en carne viva. A pesar de todo lo que había pasado hice el último esfuerzo. Pero las puertas estaban cerradas a cal y canto. Mis facciones se transformaron en una milésima de segundo. Si llamaba para que me abrieran lo más seguro sería que me descubrieran, y no podía arriesgarme a que alguien me vera en esas condiciones, pues entonces tendría que contar toda la historia. Y, claro está, nadie me creería. Me senté a un lado del camino de arena que serpenteaba hasta la carretera, a la espera de que ocurriera un milagro. Y ocurrió. El coche de la directora apareció a la media hora. Debía pasar antes de que se volvieran a cerrar las puertas por completo, y adentrarme en el internado por la puerta de emergencia de la paste posterior del edificio. Y así lo hice. Al poco rato ya estaba en mi habitación. Abrí la mesilla de noche, cogí varias barritas energéticas que siempre guardaba para las emerencias y las mastiqué rápido, sin saborearlas. La camiseta estaba manchada de sangre, al igual que mi cara y mis brazos. También los pantalones. Me despojé de la ropa y me taponé la herida con unos trapos viejos que colgaban de una percha en el armario. Cuando terminé me puse una camisa y unos pantalones desgastados. Tras esto cogí el ordenador portatil que reposaba en la cama de Daphne e inicié una búsqueda en Google: Muertes en Torrecilla. Mñas de 50 entradas con ese nombre. Empecé por la primera.


"Chico de 16 años muere en Torrecillas. Fuentes policiales desvelan que fue un hamicidio, ya que en el suelo de la plaza se encontraron manchas de sangre que lo demuestran. También existe la hipótesis de que se hiciese un corte profundo por el que desangrarse hasta morir. Lo más curioso de todo puede que sea el hecho de que su cuerpo no ha aparecido por los alrededores ni por los pueblos cercanos. La víctima se llamaba Odrik, estudiante del Internado Zulema, a pocos kilómetros de allí. Al parecer el joven quería investigar la historia del pueblo, pero jamás regresó junto a sus compañeros. Poco después de este extraños suceso, los vecinos que habitaban Torrecillas comenzaron a irse del pueblo, porque aseguraban que había fantasmas por la zona que les atormentaban..."


Lo leí varias veces hasta convencerme de que ese era el chico de los ojos amarillos. Los pelos de la nuca se me habían erizado y tenía carne de gallina. Evité suspirar, pues cada vez que hacía un movimiento brusco, el abdomen me ardía como mil demonios.
Abrí otra ventana, esta vez con la búsqueda de La Dama de la Noche. Tan solo 3 páginas contenían ese nombre. Contemplé las dos, me decanté por la segunda. En esta explicaba:



"LA DAMA DE LA NOCHE
Cuenta la leyenda que los muertos anclados a nuestro mundo buscan a la Dama de la Noche, o también llamada la Dama de los Muertos, para que con su sangre les conduzca a su lugar. Es decir, al otro lado..."
Nada mas terminar de leer el primer párrafo empecé a temblar. Los dientes me castañeaban de miedo. Para que su sangre les conduzca al otro lado... Sangre, Muertos. Era una locura. Debía darles lo que querían para que me dejaran vivir. Seguí leyendo atenta:
"Primero, hacen un corte profundo que comienza a sangrar copiosamente. Si esa sangre es limpia, significa que esa Dama será la Dama de los Muertos. Pero necesitan las sangre suficiente para que el grupo de Muertos vaya al otro lado. Es la Dama quién debe hacer un ritual ante ellos. Si consiguen lo que quieren, entonces será libre. Si por el contrario ocurre algo que no les gusta, morirá y se unirá a ellos hasta que la siguiente Dama de la Noche les libere."
¡¿Un ritual?! Mi estómago se hizo una bola de gomas elásticas que me produjo retortijones. Volví a la página principal. En la primera página explicaba cual era el ritual y los elementos necesarios.


Bajé lo más rápido que mi herida me permitía hasta la cocina del internado. Allí encontré la mayor parte de los elemetos necesarios. El resto los encontré en la mesilla de Daphne.


Cuando terminé, lo introduje todo en un bolso y me encaminé escaleras arriba, al ático. Las escaleras crujían al pisarlas, pues la madera no resistía demasiado bien el paso del tiempo. La angustia se apoderó de mí otra vez. Pero resistí la tentación de volver a mi habitación y dejar pasar toda esta historia. Pero si lo hacía las consecuencias acabarían conmigo. Cuando eltramo de escaleras se terminó, una puerta de madera apareció delante de mí. La abrí con cuidado. Chirrió al abrirse, cuando entré dentro de la gran ahbitación, una brisa fría cerró casi sobrenaturalmente la perta. Intenté no mirar atrás, continué con pasos lentos hasta el centro de la sala. Allí, con tiza roja dibujé un gran círculo. A la izquierda dbujé otro de dimensiones inferiores. Me temblaba todo, pero continué concentrada en hacer bien cada detalle. No quería morir tan jóven. Cuando lo terminé, encendí unas varitas de incienso y otros aromas. Después, me metí en el cículo grande. Respiré hondo. Aún me ardía la profunda herida, pero, si todo acababa bien podría curarme en condiciones. Aún era pronto para eso... pero debía ser optimista. Saqué una vela negra de mi mochila y la encendí con cuidado de no quemarme. Saqué un cuenco de cristal que había sacado de la cocina y lo puse en el centro del círculo, justo al lado de la vela negra. De nuevo, cogí la tiza roja que había puesto en el cuenco y dibujé dentro de mi círculo una estrella de cinco puntos, dejando la vela y el cuenco en el centro.
Me puse de pie en el centro del círculo, que a la vez lo era de la estrella. Saqué una daga de plata del bosillo pequeño del bolso y hice un corte del que brotó un hilillo de sangre que rodeó mi muñeca. Cayó en el cuenco que había debajo mío, mientras pronunciaba las frases que me traerían la presencia de los Muertos.


- EXURGUNT MORTUI ET AND VENIUNT -paré unos segundos por el dolor que me producía el corte de la muñeca. Varias gotas cayeron al cuenco. Introduje un poco más la daga en la hendedura. Continué con voz clara- POTENCIAS INFERNALES, VOSOTRAS QUE TRAEIS LA ALARMA A TODO EL UNIVERSO, ABANDONAD VUESTRAS SOMBRÍAS MORADAS E IDOS A REUNIR A LA OTRA CALLE DEL RÍO STYX. - cogí aliento y tras una pausa de unos segundos seguí con otra frase- SI TENEIS BAJO VUESTRO PODER A AQUEL O AQUELLA POR QUIEN YO ME INTERESO, OS CONJURO, EN NOMBRE DEL REY DE LOS REYES, PARA QUE LE HAGAIS APARECER A LA HORA Y EN EL MOMENTO QUE OS INDIQUE.AQUEL QUE NO ES MÃS QUE POLVO QUE SE LEVANTE DE SU TUMBA, QUE SALGA DE SU CENIZA Y QUE RESPONDA A LAS OBJECIONES QUE LE VOY A HACER EN NOMBRE DEL PADRE DE TODOS LOS HOMBRES.- las sombras aparecieron a mi alrededor. El cuenco seguía llenándose de sangre. -EGO SUM, TE PETO ET VIDERE, QUOERO.
Dejé caer la daga llena de sangre en el suelo y cogí el cuenco con las dos manos. Cogí aire y coloqué lo coloqué fuera del círculo. Una luz apareció de un flashazo, y un grito dejó todo en silencio. Caí al suelo con un golpe seco.

7 comentarios:

Ella dijo...

Este es el último...
Espero que os haya gustado;)

Ikana dijo...

¡Mosquis!Ha estado wuay. Lo k me intriga es que le pasará?
Es una pena que haya acabado tan rápido, pero ya se sabe, lo bueno -dos veces bueno- se acaba enseguida.

Me a gustado mucho ^^

Besos Gélidos

Alien de Andromeda dijo...

Diablos y demonios!Es escalofriante!Me ha gustado mucho. Ha estado genial ^^

Trinity dijo...

Se me pone la piel de gallina! Ha estado genial, me ha gustado muuuuuucho. Pero, al final mueres o vives? O.o

Ella dijo...

Muchas gracias, Ikana^^
La verdad esque pensé que iba a ser más largo, pero si lo alargaba se hacía pesado, as´que al final se queda en 5 capitulos...:)
Gracias, Alien de Andrómeda^^
Me alegra que te gustase:)
Gracias, Trinity^^
Pues la verdad esque lo he dejado en el aire; allá vuestra imaginación. Lo dejo a vustra merced...^^

Nimphadora dijo...

Me ha gustado mucho ^^ Si el final es libre albedrío prefiero que vivas :]

Ella dijo...

Un millón de gracias^^
Entonces, viviré xDD

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