El hijo del diablo -Capítulo 10-

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Las horas fueron pasando, eternas. Sus ojos seguían puestos en la frágil Alice, quién se agitaba inconsciente, en sueños. Su respiración era agitada, por lo que le susurró al oído para calmarla:
- Tranquila, Alice, no me iré sin tí.
Le acarició la mano con cuidado y como cada noche, recostó la cabeza contra el pequeño sofá, mientras pensaba en todo lo que había ocurrido en aquellos días. El robo, del que había sacado un dineral que Elizabeth guardó en su caja fuerte, quien ni siquiera se había dignado a mirarle cuando fue a pedirle su parte acordada. Tan solo murmuró un simple "no pensé que ocurriera tan pronto" para luego seguir en sus asuntos. Había cometido un homicidio a mano armada, junto con sus tres excompañeros, puesto que antes de abandonar el edificio en el que la señora Rumphelson vivía y trabajaba, le dijo que no volvería. Ella asintió sin apartar la vista de uno de sus documentos. Era una muejer repugnante. Y ahora Alice, y lo peor de todo es que tenía un pesentimiento.




James continuó con la mirada fija en la ventana que daba a la calle. Se levantó, exhausto y se metió en su habitación en completo silencio. Cogió el chubasquero gris que colgaba del armario y salió con paso firme calle abajo. Las nubes eran oscuras, por lo que volvería a llover, pero James siguió caminando con la mirada puesta en la acera. De pronto, su móvil comenzó a vibrar dentro del bolsillo delantero del pantalón. Desconocido. Era la única información que otorgaba la pequeña y brillante pantalla. Marcó el botón verde y se colocó el auricular en el oído.
- ¿Si?- preguntó con cortesía.
- Soy Elizabeth- suspiró desganado; no quería discutir esa mañana.- Creo que sabes de qué te voy a hablar.
Frunció el ceño algo confundido. Su mirada se posaba de un lado a otro de la calle, asustado.
- No-un monosílabo fue lo único que pudo pronunciar.
Al otro lado, Elizabeth se carcajeaba sin verguenza:
- ¿Estás seguro, James?
- Segurísimo- apretó fuerte la mandíbula para evitar gritarle.
De pronto, dejó de reirse, y su voz cambió de repente, hasta convertirse en un tono frío, algo más de lo habitual:
- No dejaré que te salgas con la tuya.
Tras esto, y sin dar tiempo a pensar si quiera, colgó. A James se le encogió el corazón, de pronto se sentía asusutado; esa mujer era capaz de todo y más. Dio unos pasos y resolló agotado. Le temblaba todo el cuerpo. Sacó de nuevo el móvil y marcó el teléfono de Dan, quién respondió tras varios tonos.
- Dime
- Dan, tenemos que salir de aquí.- sus palabras eran ahogadas.
- ¿Qué ha pasado?- preguntó Dan, amilanado. Nunca había oído a su padre tan inquieto.
- Elizabeth...- la voz se le cortó, sin darle tiempo a decir más.
- Ven aquí y hablamos.- no podía hacer más; si dejaba sola a Alice, volvería a tener pesadillas y ataques, y no quería que le pasara nada, sin embargo, James parecía muy afligido.- Coge el coche o...-se lo pensó mejor- No, mejor ven andando, pero pronto.
James asintió, aunque sabía que su hijo no le veía. Colgó y continuó caminando durante al menos media hora. Falto de aire, paró varias veces, pero no se rindió, sino que siguió luchando. Al poco rato volvió a llover, esta vez con más fuerza, empapádole por completo. Se apresuró al ver frente a él, el gran edificio en el que estaban Dan y Alice.

Unos sueves toques anunciaron la llegada de la enfermera, seguida por James:
- Pase- dijo la mujer, mirándole de soslayo, pues llevaba unas pintas lamentables. Dan se acercó a él, ofreciéndole la silla e la que se había sentado minutos antes. James lo agradeció, se quitó el chubasquero calado y se sentó, extenuado. Dan le miró, interrogante.
- Ella...- no pronunció aquella palabra cuando de nuevo volvió la enfermera. Movió la cabeza, harto de las interrupciones repentinas y apartó la vista, clavándola en el suelo. Cuando se marchó, James continuó o más bien empezó a contarle lo ocurrido.
- Nos va a seguir, Dan, hasta que consiga lo que quiere no va a dejarnos en paz.
- ¿Y qué es lo que quiere?- preguntó sin apartar la vista de James.
- Eso es lo peor.-cerró los ojos, evitando así que las lágrimas empañaran su mirada-Creo que nos quiere a nosotros, Dan.
Este dio un respingo, asustado.
- No, no podemos dejar aquí a Alice. No puedo, sabes que hay algo extraño en nuestra relación que me impide abandonarla.
Los ojos de Alice se abrieron de pronto, como si oír aquella palabra le hubiesen clavado un puñal.
- No me dejes- su voz era cálida, rara vez aquella chica había sido fría con él.
Miró a Dan, quién a su vez asentó la vista en su padre, sombrío.
- Tú mismo lo estás comprobando- recalcó aquellas palabras con énfasis.
- ¿Y qué narices hacemos, Dan?- un gruñido salió de su boca, a la vez que su padre subía la voz- ¿Nos quedamos aquí, a la espera de que vengan cuatro sicarios a despedazarnos?, ¿no es eso lo que quieres, verdad? Pues reacciona, Dan, no podemos seguir aquí más tiempo o seremos la comida de los tiburones.
- ¿Crees que tengo escapatoria?- le espetó Dan sosteniendo su mirada- ¿Crees que mi vida son flores y mariposas? Escapa tú, si es la mejor opción que se te ocurre. Pero yo no puedo dejarla aquí, lucharé si hace falta.
- ¡No, Dan! Así no son las cosas. Algún día tendrá que alejarse de tí, no puede ser que siempre estés a su lado. Aprovecha ahora, ella no morirá, si te quedas te descuartizarán, Dan. ¡Despierta de una maldita vez!
- Escapa, tú. No volveré a cometer más estupideces, ¿entiendes?
Sus palabras le hirieron en lo más profundo; cogió sus cosas y avanzó hasta la puerta. No iba a quedarse de brazos cruzados esparandoa que les mataran. No lo permitiría.

6 comentarios:

Ikana dijo...

No puedo creer que vaya a abandonar a su hijo de tal manera. Y por qué les quiere ambos Elisabeth?Me muero de ganas por leer el siguiente capítulo. El suspense me matea xD

Nimphadora dijo...

Cobarde y mil veces cobarde. Y no pueden sacar a Alice del hospital y huir?

Trinity dijo...

Para que iba a querer Elisabeth a esos dos?Y menos aun enviar sicarios tas ellos? O.o

Espero que no les pase nada a Alice ni a Dan.

Alien de Andromeda dijo...

Mal asunto. Me da mala espina todo esto. Pork Elisabeth los quiere? o.o

Dios!El siguiente capítulo ya xD

Ella dijo...

Pues debeis esperar un poquito...
Lo siento!

Ikana dijo...

Bueno, ya sabes lo que dicen. La paciencia es una virtud. ^^

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